Quizás resulte
raro que retome el blog después de tanto tiempo sin escribir nada, o que para
retomarlo elija como tema la emigración a otro país, que es algo que ya hace un
año y medio que pasó. Además veo los posts viejos de mi blog (la última vez que
escribí fue en el 2012), y los siento un poco ajenos hasta cierto punto, como
si no fuera yo, aunque lo soy.
O quizás de
alguna manera tenga sentido que me haya tomado el tiempo de vivir la
experiencia y analizarla antes de escribir. Quizás tenga que ver con que no
tengo particular interés en hacer un diario donde cuento el día a día de mi
experiencia en otro país, sino que me interesa expresar mis “conclusiones” de
dicha estadía.
Mucha gente
emigró antes de mí, y sus experiencias han sido enriquecedoras, aunque siempre
es una experiencia increíblemente personal y distinta en caso a caso.
Hay una parte de
mi experiencia personal en otro país de la que nadie me habló, será que nadie
más la experimentó o será que no tuve la chance de escuchar algo similar.
Cuando hablo de gente distinta, no me refiero a la gente del país donde uno
emigró, sino de uno mismo.
Estamos expuestos
a estímulos distintos, a climas distintos, a gente distinta, a circunstancias
distintas y eso nos convierte, hasta cierto punto, en personas distintas a
nosotros mismos. Estímulos distintos, significan reacciones distintas y un poco
formas de ser distintas.
Creo que Ton (y
puede no estar de acuerdo con mi impresión) se sentía aprisionado en Argentina.
Tiene una especie de rechazo hacia Argentina, que hacía que en Argentina no se
diera la oportunidad de pensar en hacer cosas distintas. Creo que vio la
oportunidad de emigrar, como la oportunidad de hacer borrón y cuenta nueva. Un
nuevo comienzo. En Argentina jamás mostró interés alguno por el rugby, más que
por su hermano y primos que lo juegan. Y acá de pronto está re entusiasmado
jugando en un equipo de rugby. Sus intereses en general respecto a ocio e
incluso respecto a trabajo son distintos.
Quizás ese
desarraigo mental que hizo lo haya ayudado a adaptarse a nuestro nuevo hogar y
es lo que le permite forjar las relaciones con locales como lo ha hecho y que a
mí me sigue costando bastante.
Creo que mi idea
de emigrar era en un principio simplemente buscar continuidad, en otro lugar.
Sin darme cuenta quizás, también he cambiado formas y rasgos que tienen que ver
con mis ideas de ocio y trabajo.
Todos estos
cambios resultan en una disponibilidad de tiempos distinta a la que teníamos en
Argentina, y de una interacción entre nosotros que es distinta a lo que solía
ser en Argentina.
De más está decir
que ha sido un desafío interesante, adaptarse no solo a un lugar nuevo, sino a
una dinámica de pareja distinta. Son desafíos que nos fuerzan a elegirnos
mutuamente de nuevo. No sería nada nuevo o distinto a lo que hacemos todos los
días, si no fuera porque siento que elegirnos mutuamente significa elegirnos
siendo personas distintas.
Todos crecemos y
nos vamos convirtiendo en personas distintas con el tiempo. Como decía al
principio, veo mis posts más viejos en este mismo blog y veo a una persona
distinta y no la persona que soy ahora. Creo nomas que emigrar acelera ese
proceso y lo hace más brusco y en un plazo mucho mas corto.
Me da la
impresión de que parejas que han emigrado que no han funcionado como pareja en
otro lugar, puede deberse a que no tenemos la obligación de elegir a una
persona distinta a la de la que nos enamoramos y a veces algunos de estos
nuevos rasgos pueden no ser “aceptables” para nosotros.
Es, de alguna
manera, empezar una pareja nueva. Como cualquier relación, es un salto de fe,
un desafío que se elige o no.
No hay comentarios:
Publicar un comentario