Bienvenido a los rincones oscuros del cuartito del fondo de la mente (que dark lo mio). Disfrute su estadía... y si no vuelve... probablemente sea la mejor decisión que haya tomado en su vida... creame, me consta!

martes, 11 de octubre de 2011

Soy Rosarino, odio el carril derecho (Parte I)

Siempre fui y sigo siendo un ferviente amante de mi ciudad. Al punto de pensar que mi ciudad es la mejor del mundo, y que el resto son todos unos desdichados por no vivir en Rosario (se que no es un pensamiento sano, pero es real). También soy de esos que apenas sale de Rosario, a cada uno con quien habla, le recomienda visitar la ciudad, le cuenta lo hermosa que es, y se ofrece como guía turístico de las atracciones principales que tiene.

Pero como un autoproclamado guía turístico de mi ciudad, también me veo en la obligación de hacer ciertas aclaraciones a los visitantes, aclaraciones fundamentales para toda persona ajena a la ciudad, con el objetivo lisa y llanamente de “evitar que los levanten como sorete en pala”.

Porque habiendo visitado varias ciudades del país, concluyo que por default, en todos lados se maneja para el traste, pero para el traste diferente. No son las mismas reglas las más infringidas en una ciudad que en otra, lo cual hace que la dinámica de tránsito (ya sea vehicular o peatonal) tenga su idiosincrasia.


Odio el carril derecho

Las calles del centro rosarino, se caracterizan por ser angostas. Los entendidos de historia dicen que es para emular las calles del viejo mundo (por si algún ignorante no lo sabe, el viejo mundo es Europa). Si a mi me preguntan, en cambio, les voy a decir que opino que simplemente es pobre planeamiento urbano de hace unos 150 años, cuando evidentemente no se pensó en el gran crecimiento demográfico que podría llegar a tener la ciudad.

A eso se suma una deficiencia genética que tenemos los rosarinos, que es una seria afección de cálculo dimensional de un vehículo. Esto hace que como tenemos miedo de arrancarle el espejo retrovisor al auto estacionado con el nuestro, mejor circular por el medio de la calle, o por la izquierda a 25 km/h. Como verán, el concepto de carril rápido… bueno, digamos que rápidamente desaparece.

Y ni hablar si mencionamos que vamos por el carril izquierdo, porque siempre hay un huevón que para en doble fila y se queda ahí como si la calle fuera el estacionamiento privado de cada uno. Pero ese tema, lo tocaremos más adelante.

Esto nos lleva inexorablemente a armarse filas indias de auto de media cuadra de largo, tratando de pasar a una persona a quien simplemente no le importa otra cosa que él mismo, y que va a 25km/h sin dejar que nadie lo pase (y yo puteo). El tránsito es lento, todos (menos el que va a 25km/h) están de mal humor, y el mal humor lleva a pasarle muy finito a otros auto, a ciclistas y peatones, quienes si no tienen cuidado al cruzar una calle, probablemente sea la última calle que crucen.

Por el momento nos despedimos, pero tenga paciencia señor ciclista, o señor peatón que esté leyendo esto, porque este despotrique no es solo para automovilistas. En una futura entrega, le toca a usted. Prepárese a ofenderse!

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